"COMO NACE LA CANCION"
Cogemos las canciones
de tu cansado y derretido corazón,
y bajo el denso mar de las tinieblas,
con amorosa luz,
holocausto e inciensos, las amasamos.
Insuflamos en ellas la fuerza del pedernal y de la roca,
y luego las tornamos a tu límpido y puro corazón,
¡oh, pueblo combatiente y pacientero!
(Fadwa Tuqan)
2009/08/21
Mil veces antes podreis meter un elefante por hondón de una aguja
pescar un pez asado en una galaxia,
hacer surcos en el mar,
hacer hablar a un cocodrilo,
antes mil veces podréis,
que destruir al perseguirnos
el fulgor de nuestra idea
o apartarnos un palmo del camino que hemos elegido.
Aquí permaneceremos como un muro sobre vuestros pecho,
fregando los platos de vuestros bares,
llenando los vasos de los señores,
barriendo las baldosas de vuestras lúgubres cocinas
por arrancar un pedazo de pan para nuestros hijos
de entre vuestros cárdenos colmillos.
Aquí permaneceremos
sobre vuestros pecho como un muro
hambrientos, sedientos, desafiandoos,
recitando poemas,
llenando las calles con nuestra cólera y nuestra protesta,
llenando las cárceles con nuestro orgullo
y haciendo que nuestros hijos una y otra vez
engendren generaciones vengadoras.
(Tawfiq Zayyad)
pescar un pez asado en una galaxia,
hacer surcos en el mar,
hacer hablar a un cocodrilo,
antes mil veces podréis,
que destruir al perseguirnos
el fulgor de nuestra idea
o apartarnos un palmo del camino que hemos elegido.
Aquí permaneceremos como un muro sobre vuestros pecho,
fregando los platos de vuestros bares,
llenando los vasos de los señores,
barriendo las baldosas de vuestras lúgubres cocinas
por arrancar un pedazo de pan para nuestros hijos
de entre vuestros cárdenos colmillos.
Aquí permaneceremos
sobre vuestros pecho como un muro
hambrientos, sedientos, desafiandoos,
recitando poemas,
llenando las calles con nuestra cólera y nuestra protesta,
llenando las cárceles con nuestro orgullo
y haciendo que nuestros hijos una y otra vez
engendren generaciones vengadoras.
(Tawfiq Zayyad)
Poesía palestina, versos en carne viva
CARTA DESDE EL ZOCO DE LOS CESANTES
Tal vez pierda, como pretendes, mi sustento.
Tal vez haya de poner a la venta mis ropas y mis muebles.
Tal vez tenga que trabajar como cantero,
como mozo de cuerda
o barrendero.
Tal vez sirva en los vertederos de las fábricas.
Tal vez por los corrales busque granos.
Tal vez vaya apagándome, fámelico y desnudo.
¡Enemigo del sol!
Mas no transigiré.
Resistiré
Hasta el último pulso de mis venas.
Tal vez me puedas arrancar hasta el último palmo de mis tierras.
Tal vez mi mocedad alimente la carcel.
Tal vez robes la herencia de mi abuelo;
los muebles,
las vajillas
y los cántaros.
Tal vez quemes mis versos y mis libros.
Tal vez mi carne arrojes a los perros.
Tal vez en nuestra aldea permanezcas
como una espantosa pesadilla.
¡Enemigo del sol!
Mas no transigiré.
Resistiré,
hasta el último pulso de mis venas.
Tal vez apagues la antorcha de mi noche.
Tal vez me falte el beso de mi madre.
Tal vez insulte un niño, y una niña,
a mi pueblo y mi padre.
Tal vez mi historia la falsee un cobarde,
y transforme en arañas mis corderos.
Tal vez dejes privados a mis hijos de su traje de fiesta.
Tal vez a mis amigos les engañes con un rostro prestado.
Tal vez alces, rodeándome, muros, muros y muros.
Y tal vez contra viles visiones crucifiques mis días.
¡Enemigo del sol!
Mas no transigiré.
Resistiré
hasta el último pulso de mis venas.
¡Enemigo del sol!
Los puertos se engalanan, y hay presagios de albricias,
albórbolas y fiestas,
clamores y bullicio,
heroicos himnos brillan en las gargantas.
Y allá en el horizonte,
desafía una vela al viento y el oleaje,
atraviesa los riesgos.
Es la vuelta de Ulises
desde el Mar Tenebroso.
Es la vuelta del sol, de mi hombre emigrado.
Y juro por los ojos de los dos
que no transigiré.
Que hasta el último pulso de mis venas,
resistiré.
¡Enemigo del sol!
¡Resistiré!
(Samih al Qasim)
CARTA DESDE EL ZOCO DE LOS CESANTES
Tal vez pierda, como pretendes, mi sustento.
Tal vez haya de poner a la venta mis ropas y mis muebles.
Tal vez tenga que trabajar como cantero,
como mozo de cuerda
o barrendero.
Tal vez sirva en los vertederos de las fábricas.
Tal vez por los corrales busque granos.
Tal vez vaya apagándome, fámelico y desnudo.
¡Enemigo del sol!
Mas no transigiré.
Resistiré
Hasta el último pulso de mis venas.
Tal vez me puedas arrancar hasta el último palmo de mis tierras.
Tal vez mi mocedad alimente la carcel.
Tal vez robes la herencia de mi abuelo;
los muebles,
las vajillas
y los cántaros.
Tal vez quemes mis versos y mis libros.
Tal vez mi carne arrojes a los perros.
Tal vez en nuestra aldea permanezcas
como una espantosa pesadilla.
¡Enemigo del sol!
Mas no transigiré.
Resistiré,
hasta el último pulso de mis venas.
Tal vez apagues la antorcha de mi noche.
Tal vez me falte el beso de mi madre.
Tal vez insulte un niño, y una niña,
a mi pueblo y mi padre.
Tal vez mi historia la falsee un cobarde,
y transforme en arañas mis corderos.
Tal vez dejes privados a mis hijos de su traje de fiesta.
Tal vez a mis amigos les engañes con un rostro prestado.
Tal vez alces, rodeándome, muros, muros y muros.
Y tal vez contra viles visiones crucifiques mis días.
¡Enemigo del sol!
Mas no transigiré.
Resistiré
hasta el último pulso de mis venas.
¡Enemigo del sol!
Los puertos se engalanan, y hay presagios de albricias,
albórbolas y fiestas,
clamores y bullicio,
heroicos himnos brillan en las gargantas.
Y allá en el horizonte,
desafía una vela al viento y el oleaje,
atraviesa los riesgos.
Es la vuelta de Ulises
desde el Mar Tenebroso.
Es la vuelta del sol, de mi hombre emigrado.
Y juro por los ojos de los dos
que no transigiré.
Que hasta el último pulso de mis venas,
resistiré.
¡Enemigo del sol!
¡Resistiré!
(Samih al Qasim)
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